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Thursday, January 19, 2012

Salud de la población joven indígena en América Latina: un panorama general

La visibilización estadística de los pueblos indígenas es una tarea de primer orden en lo que respecta al diseño de políticas públicas inclusivas que permitan  superar las profundas brechas de equidad que los afectan, evidenciadas a través de múltiples indicadores de desarrollo social. Así lo han entendido la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE)-División de Población de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), quienes de manera conjunta —y con el apoyo de otros organismos del sistema de las Naciones Unidas, como el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA)— están realizando esfuerzos sistemáticos por incluir el enfoque étnico en las estadísticas vitales y los registros de salud. Ello, en respuesta a la creciente demanda de información generada por los movimientos indígenas en América Latina.

En este contexto, el CELADE-División de Población de la CEPAL y la OPS, han realizado en los últimos años una prolífera labor que ha permitido avanzar en la sistematización de las experiencias latinoamericanas de medición estadística y caracterización de los pueblos indígenas a nivel regional. También han contribuido al establecimiento de una serie de orientaciones técnicas respecto de la inclusión del enfoque étnico en las fuentes de datos, consensuadas en diversos talleres y reuniones de expertos de carácter regional. A estas iniciativas, enmarcadas en el proyecto Enfoque étnico en las fuentes de datos y estadísticas de salud, se suma la producción de información sobre salud materno-infantil entre los pueblos indígenas y la creación de un sistema informático de registro integral de salud, como una forma de fortalecer modelos interculturales de atención que se implementan en territorios indígenas.

Con la aprobación, en 2008, por parte del Consejo Directivo de la OPS de la Estrategia regional para mejorar la salud de los adolescentes y los jóvenes, surge el desafío de generar información específica sobre este segmento etario. En vista de la diversidad étnica y cultural propia de América Latina, dicha información debe desagregarse necesariamente por condición étnica.

Asimismo, el CELADE-División de Población de la CEPAL incluye en su programa de trabajo a los pueblos indígenas como uno de sus temas prioritarios. Entre sus investigaciones recientes ha abordado, entre otros, los asuntos de los jóvenes indígenas en conjunto con la Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ). Con este documento, se pretende avanzar en ese sentido. Para ello, se presentan antecedentes sociodemográficos y socioeconómicos generales, diferenciados entre poblaciones indígenas y no indígenas de 14 países de América Latina, generados a partir de la ronda de censos de 2000. En lo específico, se aportan antecedentes sobre salud reproductiva y salud mental entre los jóvenes indígenas. Por último, se concluye con una serie de recomendaciones generales para el abordaje de la salud de los jóvenes, en las que se consideran sus particularidades étnicas y culturales.

CELADE-División de Población de la CEPAL. LC/R.2171

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Juventud afrodescendiente en América Latina: realidades diversas y derechos (in)cumplidos

CEPAL. En América Latina, las y los jóvenes en general muestran ciertos denominadores comunes que los ponen en desventaja con respecto al resto de la población, tales como una mayor exposición a episodios de violencia urbana y al riesgo de muerte por causas externas que en otras etapas de sus vidas. En el ámbito de la salud, por ser esta la edad en que inician su actividad sexual, tienen más altas probabilidades de contraer infecciones de transmisión sexual, enfrentar una maternidad temprana o sufrir las consecuencias del abuso del alcohol y las drogas. Sin embargo, también exhiben mayores logros educacionales que las generaciones anteriores, aunque esto no siempre se traduce en mejores condiciones de inserción laboral. Asimismo, son menos pobres que las niñas y niños y tienen más acceso a las nuevas tecnologías (CEPAL/OIJ, 2008).

Sin embargo, estas particularidades de la juventud no se manifiestan de manera unívoca, dado que se trata de un colectivo caracterizado por su amplia heterogeneidad en términos demográficos, territoriales, sociales y culturales. Dentro de ese conjunto, la juventud afrodescendiente es uno de los grupos más afectados por procesos estructurales de exclusión, inequidad y pobreza. Hay varios estudios en que se confirma la situación de desigualdad vivida por los pueblos afrodescendientes (Bello y Paixão, 2009; Paixão y Carvano, 2008; Rangel, 2005, entre otros), situación en la que sin duda alguna se encuentran también sus jóvenes. Las organizaciones de afrodescendientes plantean incluso que sus jóvenes viven una triple exclusión: étnica (por ser afrodescendientes), de clase (por ser pobres) y generacional (por ser jóvenes), que es cuádruple cuando se trata de las mujeres, pues enfrentan, además, la exclusión de género. La juventud afrodescendiente se encuentra hoy en el foco de varias tensiones y, en este marco, t enen muchas demandas que, en resumen, son las siguientes: frente al resto de la sociedad exigen una mayor inclusión, el pleno acceso al desarrollo y el ejercicio de sus derechos, en tanto que, ante el mundo adulto, reclaman mayores espacios de participación y decisión (Del Popolo y otros, 2009).

La discriminación racial es una de las principales preocupaciones de las y los jóvenes afrodescendientes, quienes demandan con gran denuedo su erradicación y la aplicación de políticas de acción afirmativa para lograr la igualdad. Asimismo, en el marco de los procesos de revitalización étnica que experimenta América Latina, surge con fuerza el tema de la identidad cultural, que conlleva el requerimiento de políticas que contribuyan al reconocimiento y valoración de la cultura propia y al fomento de su desarrollo y difusión. Más aún, en varios países de la región las poblaciones Marta Rangel y Fabiana Del Popolo (CELADE/CEPAL).Octubre de 2011

afrodescendientes han planteado reclamaciones territoriales, al igual que la demanda de ser reconocidos como pueblos y, por ende, sujetos de derechos colectivos. Estas reivindicaciones comienzan a formar parte de las agendas de las organizaciones de jóvenes afrodescendientes, en quienes recae finalmente la responsabilidad de la continuidad biológica y sociocultural de sus pueblos. Por lo tanto, enfrentan el enorme desafío de asumir dicha responsabilidad en un contexto de globalización de la economía que implica una concomitante homogenización de la cultura, dentro del cual la juventud es la más rápida receptora del cambio.

Pese a estas circunstancias, invertir en la juventud afrodescendiente mediante políticas inclusivas e interculturales contribuye a la erradicación de la discriminación y sus costos asociados, a la vez que garantiza la preservación de la rica diversidad cultural de este continente y su aporte al desarrollo.

Este documento ha sido elaborado por Marta Rangel y Fabiana Del Popolo, del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) -División de Población de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

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Tuesday, January 3, 2012

Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2011

CEPAL. Después del fuerte repunte que alcanzó la economía de América Latina y el Caribe en 2010, al superar el impacto de la crisis económica y financiera de 2008-2009, la CEPAL estima que en 2011 la región volvió a crecer, pero a una tasa menor (4,3%), lo que implica una mejora de un 3,2% del PIB per cápita. A ello contribuyeron principalmente dos factores, a saber, el debilitamiento de la recuperación de la economía mundial y el enfriamiento de la demanda interna en el Brasil, la economía más grande de la región, propugnado por las autoridades para evitar un sobrecalentamiento a partir del fuerte crecimiento de 2010.

Aun así, en la primera parte del año el entorno externo siguió relativamente favorable para la región, lo que se expresó en una elevada demanda de sus principales productos de exportación, mejoras de los términos de intercambio y el acceso en condiciones favorables a los mercados financieros internacionales. En este contexto, varios países lograron mejorar su desempeño con respecto a 2010, entre ellos algunos países exportadores de petróleo que se vieron beneficiados por altos precios internacionales o varios países centroamericanos y del Caribe que fueron favorecidos por un aumento de las exportaciones hacia los Estados Unidos y de las remesas enviadas por los trabajadores emigrados. En conjunto, los países sudamericanos crecieron un 4,6%, levemente más que los centroamericanos (4,1%), mientras el Caribe se expandió solo un 0,7%, debido principalmente a la contracción de Trinidad y Tabago, la mayor economía de la subregión.

En la primera parte del año, la política macroeconómica enfrentó varios desafíos relacionados en parte con la evolución de los mercados internacionales. Los países reaccionaron a estos desafíos de diferente manera, según sus características estructurales, la gravedad del impacto que sufrieron, los instrumentos disponibles y sus prioridades políticas. Así, las expectativas optimistas en cuanto a la evolución de la economía regional y los diferenciales de las tasas de interés respecto de las prevalecientes en los mercados financieros globales estimularon entradas de capital que contribuyeron a mantener los procesos de apreciación real de las monedas de la región. En algunos casos estos diferenciales de tasas aumentaron gracias a las políticas monetarias aplicadas para contener el impacto inflacionario del incremento de los precios internacionales, sobre todo de alimentos y combustibles. En este contexto algunos países también redujeron el estímulo fiscal, tratando al mismo tiempo de recuperar el espacio fiscal que se había contraído por las medidas implementadas para enfrentar la crisis de 2008-2009. Sin embargo, en el promedio regional, el resultado global de los gobiernos centrales mejoró 0,4 puntos porcentuales debido a los aumentos de los ingresos fiscales. Por otra parte, frente a las tendencias de desaceleración tanto de la economía mundial como la regional, a lo largo del año las preocupaciones por mantener un adecuado ritmo de crecimiento se hicieron cada vez más prioritarias para las políticas económicas, en especial dados el deterioro de la situación y las perspectivas de la zona del euro.

En el año en su conjunto, a nivel regional se desaceleró el crecimiento de todos los componentes de la demanda agregada, tras la recuperación en 2010 respecto de los bajos niveles observados a causa de la crisis financiera mundial. No obstante, el consumo de los hogares continuó creciendo a tasas por encima del PIB. Esto fue posible por una dinámica generación de empleo que redujo la tasa de desempleo regional de un 7,3% a un 6,8% y por aumentos de los salarios reales. Además, el crédito siguió expandiéndose a tasas elevadas. La disponibilidad de crédito, a tasas de interés que en muchos países descendieron en términos reales, también facilitó un nuevo incremento de la formación bruta de capital fijo, con lo que el coeficiente de inversión alcanzó un nuevo máximo para las últimas décadas, aunque su nivel no alcanzó para sostener las tasas de crecimiento económico requeridas para satisfacer las múltiples necesidades de desarrollo económico y social de la región. La expansión de las importaciones reflejó el dinamismo de la fuerte demanda interna, mientras el aumento de las exportaciones obedeció más a los altos precios que a un incremento del volumen de las ventas externas. En este contexto, el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos registró un aumento moderado, al alcanzar un 1,4% del PIB. Este déficit se financió holgadamente con un elevado flujo de inversión extranjera directa y, en menor medida, por inversión de cartera, lo que permitió nuevos aumentos de las reservas monetarias internacionales.

Debido, principalmente, a los altos precios internacionales de alimentos y combustibles, la inflación aumentó en la primera parte del año, pero más tarde empezó a ceder y terminó en una cifra cercana al 7%, solo levemente mayor que a fines de 2010.

En la segunda mitad del año se profundizó la desaceleración del crecimiento regional. A ello contribuyeron menores tasas de crecimiento de las exportaciones, una caída de los precios de los principales bienes básicos de exportación de la región —que, sin embargo, se mantuvieron en niveles históricamente elevados— y un enfriamiento de la demanda interna. Sobre todo en el cuarto trimestre empeoraron las expectativas sobre la evolución de la economía regional, ante la creciente incertidumbre respecto del futuro de la economía mundial por las dudas en torno al logro de una solución sostenible de la crisis de la deuda de varios países de la zona del euro y la consiguiente volatilidad en los mercados internacionales.

Este escenario es el que determina las proyecciones para la economía de América Latina y el Caribe en 2012. En efecto, se prevé un bajo crecimiento de la economía mundial, con lo cual se mantendrían los mencionados procesos de desaceleración de la economía regional y la tasa de crecimiento económico bajaría nuevamente, si bien de manera moderada, a un 3,7%. Sin embargo, no puede descartarse un escenario más desfavorable, en el cual una crisis profunda de la zona del euro incidiría negativamente en los mercados mundiales, lo que afectaría, tanto por los canales reales como financieros, las perspectivas económicas de la región. En este contexto de elevada incertidumbre y ante la posibilidad de cambios bruscos en el entorno externo, los países de América Latina y el Caribe deben prepararse para adoptar medidas apropiadas, según sus realidades nacionales, con el fin de defender y fortalecer las bases de su desarrollo económico y social. Para ello la región cuenta con fortalezas como elevadas reservas monetarias internacionales y —con la excepción de varios países del Caribe— un bajo endeudamiento público y externo. Sin embargo, el espacio para algunos de los instrumentos contracíclicos es menor que antes de la crisis de 2008-2009 y hoy están debilitados ciertos factores externos que entonces posibilitaron una pronta recuperación de la economía global, especialmente la aplicación coordinada de medidas fiscales y monetarias de los países desarrollados.

CEPAL. División de Desarrollo EconómicoNaciones Unidas, 2000-2011 Diciembre 2011 124 pp

Indice y resumen
Introducción
Cap. II Politica Macroeconómica
Cap. III Desempeño Interno
Cap. IV Sector Externo
Anexo Astadístico
Argentina
Bolivia (Estado Plurinacional de)
Brasil
Chile
Colombia
Costa Rica
Cuba
Ecuador
El Salvador
Guatemala
Haití
Honduras
Jamaica
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
República Dominicana
UMCO
Uruguay
Venezuela (República Bolivariana de)
Trinidad y Tobago (en Inglés)
Suriname (en Inglés)
Guyana (en Inglés)
Belice (en Inglés)
Barbados (en Inglés)


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