Como ha indicado Angel Gurría, Secretario General de la
OCDE, "los países con un elevado crecimiento económico deberían aprovechar esta
oportunidad y llevar a cabo las reformas estructurales y sociales necesarias
para garantizar un desarrollo sostenible. Los Gobiernos de América Latina y del
Caribe deberían capitalizar los logros recientes para afrontar otros desafíos a
corto y largo plazo, tales como la diversificación de sus economías, la
instauración de reformas fiscales y la prestación de mejores servicios a sus
ciudadanos, centrándose especialmente en la educación, las infraestructuras y la
promoción de la innovación".
La publicación Perspectivas Económicas de América
Latina 2012 recomienda que la región adopte nuevas políticas
para mejorar la competitividad y la diversificación económica. Los sectores
intensivos en recursos naturales siguen representando el 60% del valor agregado
manufacturero total en América Latina, y los bienes primarios y productos
manufacturados basados en recursos naturales representan más del 50% de las
exportaciones de la región. Teniendo en cuenta que uno de cada tres
latinoamericanos vive debajo de la línea de pobreza -180 millones de personas- y
que 10 economías de la región continúan estando entre las 15 más desiguales del
mundo, una economía más diversificada y productiva es esencial para mantener y
mejorar el crecimiento, así como para reducir la desigualdad.
A pesar del innegable progreso de la gestión macroeconómica y
de la capacidad de atraer inversión extranjera, las economías latinoamericanas y
caribeñas siguen siendo vulnerables a los altibajos de la volatilidad, la
inflación y las fluctuaciones monetarias de la economía mundial. A corto plazo,
los Estados de América Latina y del Caribe deben ampliar su espacio fiscal para
poder reaccionar ante los reveses procedentes de los mercados internacionales.
Los Estados de la región deberán encarar asimismo desafíos a
largo plazo y cuestiones estructurales. Por ejemplo, en 2008, la recaudación
tributaria en América Latina representó el 19% del PIB, apenas más de la mitad
del 35% recaudado en promedio en la OCDE. Incrementar el nivel de ingresos
tributarios permitiría a los Gobiernos latinoamericanos invertir más y mejorar
los servicios públicos.
El informe indica, además, que la región debería promover
también una gestión pública más transparente. Como señala Alicia Bárcena
Ibarra, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, "las economías de América
Latina y del Caribe han mostrado una significativa resistencia ante la crisis
económica y su recuperación ha sido más rápida que la de otras regiones. Para
consolidar esos logros y emprender acciones concretas, la región deberá fomentar
nuevos modelos de gobernanza, mayor institucionalidad y políticas públicas
capaces de movilizar a un amplio conjunto de actores".
Por otra parte, aunque la calidad de la educación ha mejorado,
las brechas aún son elevadas. La prueba PISA de la OCDE muestra que casi el 50%
de los estudiantes de secundaria de América Latina no alcanza los niveles
mínimos aceptables en lectura, mientras que en el promedio de la OCDE esta
proporción es menor al 20%. Para acortar diferencias, los países de la región
deberán garantizar una educación primaria de excelente calidad y un acceso
equitativo a la educación secundaria y terciaria.
Además, con el fin de mejorar la eficiencia de sus sectores de
transporte y energía, la región deberá incrementar la coordinación entre las
agencias y los diversos niveles de gobierno, así como mejorar los acuerdos
alcanzados con el sector privado.
Por último, la baja productividad y la debilidad de los
sistemas nacionales de innovación siguen siendo problemas persistentes en la
región. La reciente creación de nuevos ministerios y agencias dedicados a la
innovación en Argentina, Brasil y Chile constituye un claro signo de progreso,
pero es preciso formular políticas más activas y mejor coordinadas en este
ámbito.
OCDE/CEPAL.LC/G.2501. Octubre 2011.180 pp.ISBN:978-92-64-12541-4
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