Monday, December 5, 2011

La dinámica del consumo energético industrial en América Latina y sus implicancias para un desarrollo sostenible

Un aspecto central en las discusiones actuales sobre el desarrollo económico es la creciente demanda energética de los aparatos productivos industriales y las consecuencias ambientales que la acompañan. En particular, se plantea que los países en desarrollo no podrían replicar los procesos industriales efectuados por las economías desarrolladas y, por lo tanto, sería necesario un cambio estructural sostenible para producir un proceso de desarrollo virtuoso, dados los negativos efectos ambientales generados por los procesos intensivos en energías más contaminantes y la clara tendencia al aumento de los precios de los energéticos en el largo plazo.

Adquiere importancia analizar entonces en forma conjunta el consumo energético industrial y la estructura industrial predominante en un país. Así, mientras que, por una parte, tanto para los Estados Unidos como para los países latinoamericanos el consumo de energía industrial representa alrededor del 30% del consumo total, por otra, la importancia de la industria —dado su papel tradicional como generadora y difusora del progreso técnico hacia otros sectores de la economía— la convierte en un sector crucial para la producción de innovaciones que mitiguen los impactos ambientales y reduzcan el consumo de energía (propio y de otros sectores).

La relación entre el consumo energético de la industria y el respectivo incremento de su valor agregado fue ampliamente discutida en la literatura sobre las etapas de los procesos de industrialización en los países desarrollados, cuestión que se torna nuevamente central para las economías en desarrollo con motivo del avance industrial en la periferia.

La dirección y relación entre la cantidad de energía consumida y el nivel de desarrollo alcanzado por una sociedad no son unívocas ni universales. Por consiguiente, las disparidades en el tiempo y en los distintos espacios productivos aparecen vinculadas, por una parte, a elecciones tecnológicas que resultan claves para la estructura sectorial industrial, y por otra, a los comportamientos en el uso de los recursos. De esta manera, las elecciones tecnológicas de los agentes productivos afectan tanto a la cantidad de energía consumida como a los niveles de su productividad y competitividad. Se plantea, entonces, un doble desafío de política económica, ya que las elecciones tecnológicas de los aparatos productivos nacionales deberían ser eficientes en términos de productividad y asegurar un uso energético racional.

La eficiencia productiva refleja el grado de progreso técnico y normalmente se describe mediante la dinámica de la productividad del trabajo. La tendencia del consumo energético nos indica cuál es la relación entre los usos de la energía y el desarrollo económico de un país a lo largo del tiempo. Al descomponer el crecimiento del consumo de energía en la estructura productiva, el factor tecnológico que mide la intensidad energética por sector nos informa acerca de la cantidad de energía —directa e indirecta— necesaria para producir una unidad de valor agregado industrial (vai). A su vez, esta relación es afectada por la escala de producción y los distintos combustibles utilizados en el proceso productivo.

Si bien no se analizarán en detalle respecto de cada país los procesos de reformas y modernización de la industria energética que tuvieron lugar en la región con posterioridad a la crisis de la deuda —en algunos casos, desde mediados de los años ochenta y en otros en la década de 1990—, es necesario tenerlos presentes a la hora de explicar la toma de decisiones por parte de los agentes económicos y al analizar, también, las evoluciones y los procesos de sustitución de fuentes de energía. Así, para los países estudiados en este trabajo, las principales reformas reflejan que (olade/cepal/gtz, 2003; H. Altomonte, 2010):

Una completa reestructuración de la cadena eléctrica, desde la generación hasta la distribución, se observa en Chile y Colombia. En menor medida, en el eslabón de la generación —con apertura parcial a agentes privados— en el Brasil y México.

En Chile, aun cuando se observe una participación de la producción nacional de petróleo en su matriz energética, no se ha privatizado la industria petrolera, al igual que en México. En el Brasil, si bien se conserva a Petrobras como empresa del Estado y una de las empresas líderes “translatinas” de la región, se permitió la apertura y participación del sector privado en diferentes eslabones, al igual que en Colombia.

El propósito del presente artículo es efectuar un análisis comparativo del consumo de energía industrial sectorial y la eficiencia productiva en el Brasil, Chile, Colombia y México con respecto a la frontera tecnológica, a objeto de verificar si se están acercando o alejando de las mejores prácticas a nivel mundial. La selección de estos cuatro países se realizó sobre la base de la disponibilidad de los datos, ya que solo en algunos países se recolecta información del consumo energético por sectores manufactureros dentro de sus encuestas industriales1. Esta escasez de datos limita también el período de estudio, que se enfocará en el decenio comprendido entre los años 1997 y 2006.

La estructura del documento es la siguiente: en la sección II se presenta una tipología de los patrones de desarrollo productivo según sus distintos niveles de desempeño y su relación con el consumo de energía,lo que permite comparar las trayectorias energéticas y sectoriales específicas de los países estudiados. A su vez, se especifica la metodología de descomposición empleada para explicar los distintos factores que influyen en la evolución del consumo de energía. En la sección III se analiza la dinámica del sector industrial en el Brasil, Chile, Colombia y México y en la frontera de los Estados Unidos. En la sección IV se expone una caracterización de la situación energética general de los cuatro países mencionados. Al mismo tiempo, se establece la relación de las fuentes energéticas predominantes con la emisión de CO2. En la sección V se profundiza el análisis de la evolución del consumo energético a nivel del sector industrial en los cuatro países latinoamericanos, descomponiendo este sector en tres grupos de subsectores: los intensivos en ingeniería, los intensivos en recursos naturales (rrnn) y los intensivos en trabajo. En la última sección se entregan las conclusiones generales que emergen del análisis presentado en las secciones anteriores.

Hugo Altomonte, Director, División de Recursos Naturales e Infraestructura, CEPAL, Nelson Correa, Asistente de investigación, División de Desarrollo Productivo, CEPAL, Diego Rivas, Asistente de investigación, División de Desarrollo Productivo, CEPAL y Giovanni Stumpo, Jefe de la Unidad de Inversiones y Estrategias Empresariales, División de Desarrollo Productivo y Empresarial, CEPAL
Signatura:LC/G.2508-P/E.Fecha:Diciembre 2011. Páginas:  7-37. Revista CEPAL Nº 105 

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