América Latina: más mujeres tienen empleo pero no facilidades para balancear demandas del hogar
NUEVA YORK, 24 de octubre de 2011 –Adela Maldonado, de 42
años, corta papas y muslos de pollo en tiritas tan delgadas como sus hábiles
dedos mientras prepara un enorme guiso para cientos de niños –incluyendo a su
hija-, en una escuela de un pequeño poblado a las afueras de Barranquilla,
Colombia. Mientras tanto, a unos 1.000 km de distancia, Lina María Castaño, de
30, manda un mensaje de correo electrónico desde su BlackBerry al director
ejecutivo de una las empresas más importantes de Colombia, inmediatamente
después su pulgar aprieta el botón de llamadas para hacer los arreglos
necesarios para recoger a su hija de cinco en la escuela.
Separadas físicamente por la abrupta geografía del vasto territorio
colombiano y por su formación profesional —una es cocinera, la otra
Vicepresidenta de la Cámara de Comercio de Bogotá— las dos mujeres comparten su
pertenencia a una nueva generación de mujeres trabajadoras que se han
beneficiado de años de progreso en términos de acortar la brecha de género de
América Latina. También comparten la lucha por equilibrar trabajo y vida
familiar.
En décadas recientes, las mujeres de la región han avanzado a
pasos agigantados en cuanto a participación laboral, acceso a la educación y
salud, superando incluso a los hombres en muchos indicadores y posicionándose
muy por encima de otras regiones en el mundo, según indica un nuevo informe
sobre género en América Latina. Al mismo tiempo —indica el informe—,
enfrentan nuevos desafíos a la hora de progresar de la mano como madres y como
mujeres trabajadoras.
Trabajo y familia: mujeres de América Latina y el Caribe en busca
de un nuevo equilibrio (i) indica que más de 70 millones de
mujeres ingresaron al mercado laboral regional desde 1980, marcando un
crecimiento sin precedentes de la participación femenina en el mercado laboral.
Hace tres décadas, solo el 36 por ciento de las mujeres en edad de trabajar
formaban parte del mercado laboral. Desde entonces, la participación femenina en
ALC creció más rápido que en cualquier otra región del mundo. Estos resultados
están estrechamente relacionados con el hecho que las mujeres han alcanzado
enormes éxitos educativos, superando a los hombres en un número de indicadores.
Hoy en día es más probable que las jóvenes cursen la escuela secundaria o la
educación superior que los varones, y también tienen más probabilidades de
terminar ambas.
Sin embargo, a medida que la brecha entre ambos se
cierra, surgen nuevos desafíos, indica el informe. La primera generación de
políticas de género abordó las disparidades, asegurando un acceso igualitario a
los servicios, desde la educación a la salud. Sin embargo, se necesita un nuevo
conjunto de políticas para ayudar a las mujeres a balancear las demandas
impuestas por el trabajo y la vida familiar, dicen los expertos.
“Curiosamente, estos avances en la agenda de género implican nuevos desafíos
para los diseñadores de políticas, particularmente la demanda de flexibilidad no
satisfecha por parte de aquellas mujeres que intentan equilibrar su vida laboral
y familiar,” dijo la autora del informe, la economista del Banco Mundial Laura
Chioda. “Ya sea la prestación de servicios de guardería o la formalización de
arreglos de
tiempo parcial en el mercado laboral, las
políticas que permiten una mayor flexibilidad en el trabajo han demostrado
que sirven para mejorar la calidad de la participación femenina en la fuerza
laboral,” dijo Chioda.
Para Lina María, la solución fue un cronograma de
trabajo flexible que le permite pasar más tiempo con su hija. Adela, por otro
lado, ha tenido la suerte de conseguir un trabajo en la escuela de su hijo, por
lo que puede atender su papel como madre y proveedor al mismo tiempo. Pero estos
arreglos son informales y no establecidos, por lo que dejan afuera a un buen
número de mujeres que deben hacer malabarismos para atender las demandas de su
vida profesional y familiar, ya sea haciendo sacrificios como aceptar un menor
sueldo o trabajar en el mercado informal.
La evidencia que aparece en el
informe apunta a que las mujeres de América Latina se enfrentan a un desafío
cada vez más complejo que incluye balancear diferentes papeles, identidades y
aspiraciones. Muchas ven el ingreso al mercado laboral como una oportunidad de
hacer carrera en lugar de una simple fuente de ingreso —algo que no
necesariamente implica abandonar su deseo de casarse, tener hijos y una
familia.
Estos temas deben convertirse en el centro de atención a la hora
de diseñar políticas, sostiene el informe.
“Una legislación que reconozca
las presiones sobre la maternidad y en general sobre la disponibilidad de tiempo
en los hogares puede derivar en importantes resultados al permitirles a las
mujeres cumplir con su identidad como mujeres y trabajadoras, elevando la
calidad de su participación económica, aumentando de esa manera su bienestar,
así como el del hogar como un todo,” indicó Chioda.
Video: La mujer latina del siglo XXI: hacia la conciliación entre
familia y trabajo
La mayor participación profesional de las
mujeres en una sociedad también deriva en una mayor participación en la política
formal —incluyendo puestos de alto rango. La participación de las mujeres en las
bancas parlamentarias de América Latina actualmente llega a 24 por ciento, la
más alta del mundo y marginalmente por encima de los países de alto ingreso de
la OCDE (23 por ciento).
Mientras que la participación de las mujeres en
el sistema legislativo está aumentando, su distribución sigue siendo desigual de
acuerdo al país: alrededor de 10 por ciento en Belice, Panamá, Brasil y Surinam,
pero más de 30 por ciento en Argentina, Costa Rica, Ecuador y
Guyana.
“Las mujeres latinoamericanas han avanzado mucho en poco tiempo,
con un mayor acceso a la salud, educación y empleo,” dijo la Secretaria General
Adjunta de la ONU y Directora Ejecutiva de ONU Mujer, Michelle Bachelet. “Ahora
debemos consolidar los logros y reducir las desigualdades, abordar la doble
carga del trabajo no remunerado en las mujeres, y aumentar la participación
política y el liderazgo de las mujeres. La ONU Mujer está comprometida con
esto.” Bachelet fue Presidente de Chile de 2006 a 2010.
El informe insta
a evitar conclusiones y miradas simplistas respecto a los temas de género en
América Latina, llamando a una mejor comprensión de los procesos de toma de
decisiones por parte de las mujeres para mejorar el diseño y eficacia de las
políticas.
“En vista de los impresionantes logros regionales en las
últimas cuatro décadas, sería tentador poder concluir que estos avances en
acceso se traducen de manera mecánica en avances en el mercado laboral, o que a
partir de esta tendencia podemos inferir sin equivocaciones un mejor bienestar,”
indica el informe.
Los legisladores deben asegurarse de que la próxima vez, mujeres como Adela y
Lina María no quedan a la suerte de las circunstancias para conseguir el sueño
de tener un buen trabajo y felicidad
familiar.
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