Saturday, October 15, 2011

FMI: Las Américas. Vientos cambiantes, nuevos desafíos de política

En las Perspectivas económicas: Las Américas,Vientos Cambiantes, Nuevos Desafíos de Política (Fondo Monetario Internacional; Octubre 2011) se analizan la vulnerabilidad de América Latina a un desplome del precio de las materias primas, y las políticas que podrían mitigar dicha vulnerabilidad. América Latina, en promedio, es hoy tan dependiente de las materias primas como hace 40 años y sus precios son muy sensibles al crecimiento mundial. Por lo tanto, el debilitamiento de la demanda mundial podría castigar los términos de intercambio de la región. No obstante, el análisis del capítulo 3 muestra que las políticas económicas pueden desempeñar un papel importante en mitigar el impacto de estos shocks. Los países que implementan políticas sólidas—como la flexibilidad del tipo de cambio (en casos donde la dolarización es baja) y el mantenimiento de balances fiscales y externos saludables— especialmente durante la fase de auge de los ciclos de precios de las materias primas, tienen un mejor desempeño. Gracias a que los fundamentos económicos se han fortalecido en muchas de estas dimensiones, la región parece estar en mejores condiciones ahora que en el pasado para hacer frente a un desplome de los precios de las materias primas.

Resumen eEjecutivo
La actividad económica mundial se está desacelerando en medio de la creciente preocupación por sus perspectivas. El crecimiento en los países avanzados está perdiendo fuerza, debido no solo a shocks temporales, sino también a que los vientos en contra derivados de las debilidades en los balances públicos y privados son más fuertes de lo previsto. El temor a una nueva recesión en las economías avanzadas, así como la preocupación por la interacción negativa entre los soberanos y las instituciones financieras en Europa, y la falta de acción en algunas economías avanzadas claves, han avivado la aversión al riesgo y la volatilidad en los mercados. Por otra parte, las economías emergentes siguen creciendo a un rápido ritmo, si bien la aplicación de políticas internas más restrictivas—y más recientemente, las incertidumbres mundiales— están moderando el crecimiento.


La debilidad de la recuperación y las recientes tensiones soberanas en las economías avanzadas están afectando negativamente a los mercados financieros mundiales y al precio de las materias primas. Las perturbaciones financieras mundiales se han transmitido recientemente a los mercados emergentes al propagarse el temor a una desaceleración mundial, gatillando un caída en los tipos de cambio, índices bursátiles y el precio de las materias primas. Sin embargo, la mayor aversión al riesgo aún no se ha traducido en fuerte presiones sobre la balanza de pagos y de fondeo.

A pesar del reciente deterioro del entorno mundial, nuestro escenario de referencia prevé un debilitamiento moderado de las perspectivas para la región. Se proyecta que las economías avanzadas crecerán tan solo al 1½ por ciento en 2011 y apenas por debajo de 2 por ciento en 2012, siendo afectadas por la persistencia en la debilidad de sus balances públicos y privados. El crecimiento en los países emergentes y en desarrollo alcanzará el 6½ por ciento en 2011 —liderado por las economías emergentes de Asia, dado que la desaceleración de las exportaciones se verá compensada por la aplicación de políticas económicas menos restrictivas y el fortalecimiento de la demanda interna. En este contexto, los vientos favorables derivados de las condiciones de financiamiento externo favorables y los altos precios de las materias primas (a pesar de las recientes caídas), seguirán soplando en gran parte de América Latina, aunque con menor intensidad que lo previsto en abril.

Pero los riesgos a la baja son severos. La falta de una solución decisiva en Europa a las tensiones interrelacionadas de los balances soberanos y de los bancos podría debilitar aun más la confianza y las condiciones de los mercados mundiales de crédito, lo que tendría efectos de contagio en los mercados emergentes. Además, una fuerte desaceleración en Asia —provocada, por ejemplo, por una recesión en las economías avanzadas— podría afectar aun más a los precios de las materias primas, lo que tendría efectos negativos en los países exportadores de materias primas de América Latina. No obstante, también existe la posibilidad de que actúen factores al alza. De despejarse la incertidumbre en torno al crecimiento mundial y las tensiones en Europa, podrían estabilizarse los mercados financieros y reducirse la aversión al riesgo, lo cual provocaría una mayor afluencia de capitales y exacerbaría el sobrecalentamiento en los mercados emergentes.
En este entorno, América Latina y el Caribe deberían, en general, mantener el rumbo actual de sus políticas económicas y seguir recomponiendo los márgenes necesarios para la aplicación de políticas anticíclicas en el futuro, pero también deberían estar preparados para modificar sus políticas si los vientos mundiales cambian de dirección


En las economías de América del Sur donde el producto se mantiene por encima de su potencial y la demanda interna sigue siendo vigorosa, el peligro del sobrecalentamiento se ha reducido pero no ha desaparecido totalmente. En las economías donde se han reducido las presiones inflacionarias, las expectativas de inflación están alineadas con las metas establecidas y los marcos de política monetaria son creíbles, se podría hacer una pausa en el proceso de endurecimiento monetario hasta que se disipe la incertidumbre mundial. De deteriorarse aun más la situación, la política monetaria debería de ser la primera línea de defensa, incluyendo mediante la provisión de liquidez en caso de ser necesario.

Entre tanto, la política fiscal debe de continuar su proceso de consolidación para tanto evitar lesionar la credibilidad fiscal como recomponer los márgenes de maniobra de política dado los riesgos de otra recesión global. Por último, las políticas macroprudenciales deben de seguir formando parte del conjunto de políticas a disposición
.
Las perspectivas para los países que mantienen fuertes vínculos de comercio con Estados Unidos, como México y gran parte de América Central, son un poco menos alentadoras. No obstante, dado que la dinámica fiscal está sometida a mayor presión, las prioridades deberían centrarse en reducir la deuda pública a los niveles previos a la crisis, desempeñando la política monetaria un papel más activo en el manejo del ciclo solo en aquellos países con marcos de inflación creíbles.
Si bien gran parte de la región del Caribe se está recuperando finalmente de una recesión prolongada y persistente, las perspectivas siguen estando limitadas por los altos niveles de deuda y los débiles flujos de turismo en vista de la débil recuperación del empleo en las economías avanzadas. Deberán redoblarse los esfuerzos para reducir los altos niveles de deuda, así como para abordar las vulnerabilidades del sector financiero, evitando comprometer aún más las finanzas públicas.***
La edición de octubre de 2011 de Perspectivas económicas: Las Américas fue preparada por un equipo dirigido por Charlie Kramer y Luis Cubeddu, bajo la dirección general de Nicolás Eyzaguirre y la supervisión de Rodrigo Valdés. El equipo estuvo integrado por Gustavo Adler, Alejandro Carrión- Menéndez, Andresa Lagerborg, Andrea Medina, Sebastián Sosa, Bennett Sutton, Camilo E. Tovar y Evridiki Tsounta. Además, Eugenio Cerutti, Sally Chen, Francesco Columba, Teresa Dabán-Sanchez, Mariusz Jarmuzek, y Cesar Serra aportaron recuadros; mientas que Charles Amo-Yartey and Therese Turner-Jones contribuyeron al análisis de la región del Caribe en el capítulo 2. Patricia Delgado Pino y Luke Lee colaboraron en la producción. Michael Harrup, del Departamento de Relaciones
Externas, edito el manuscrito y coordinó la producción. La traducción al español estuvo a cargo de la Sección de Español y Portugués del departamento de Tecnología y Servicios Generales. Este informe refleja la evolución de los acontecimientos hasta el 23 de septiembre de 2011

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